Representación artística comparativa de un planeta y la Luna, destacando sus diferencias.

¿Por qué la Luna No es un Planeta?

Cuando miramos al cielo nocturno, a menudo nuestra atención se centra inmediatamente en la Luna. Es redonda, como la Tierra, y tiene una superficie sólida y rocosa. Pero, ¿podemos llamar a la Luna un planeta?

A primera vista, posee muchas características que suelen atribuirse a los planetas: una masa considerable, su propia gravedad e incluso una historia de formación interesante: hace mucho tiempo surgió como resultado de una colisión entre la Tierra y un cuerpo cósmico gigante. Sin embargo, la Luna no es un planeta, sino un satélite natural de nuestra Tierra. ¿Por qué los científicos son tan inflexibles en este asunto?

Impresionante imagen de la Luna llena en el espacio, rodeada de nebulosas.
La Luna, nuestro satélite natural, en todo su esplendor.

¿Qué objetos se consideran planetas?

Para que un cuerpo celeste sea reconocido como planeta, debe cumplir con cuatro criterios establecidos por la Unión Astronómica Internacional (UAI).

En primer lugar, un planeta debe tener suficiente masa para que su gravedad le dé una forma redonda. Esto significa que el objeto no puede ser simplemente un montón de rocas o hielo: la gravedad debe «alisar» su superficie. En este sentido, la Luna encaja perfectamente en la descripción de un planeta: su gravedad, aunque más débil que la terrestre, aún así suaviza su forma.

En segundo lugar, un planeta debe haber limpiado su órbita. Esto significa que es tan masivo que su gravedad expulsa o absorbe todos los asteroides, cometas y otros cuerpos pequeños vecinos, dejando su camino alrededor del Sol relativamente libre de «basura espacial». Y de nuevo, sí, la Luna es lo suficientemente masiva como para influir en otros objetos. Por ejemplo, es la causa de las mareas en la Tierra.

La tercera condición es que el objeto debe girar alrededor del Sol. Y aquí es donde radica una de las principales razones por las que la Luna no se considera un planeta: gira alrededor de la Tierra, no alrededor de nuestra estrella.

Ilustración del sistema solar mostrando el Sol y los ocho planetas en sus órbitas.
El sistema solar: una visión general de los planetas y sus órbitas alrededor del Sol.

Y, finalmente, el último requisito: un planeta no debe ser un satélite de otro cuerpo celeste. Este criterio ya excluye directamente a la Luna de la lista de planetas. Aunque tiene la masa suficiente para tener su propia gravedad y una forma redonda, su condición de satélite de la Tierra le impide ser un planeta.

Es interesante que las ideas sobre qué considerar un planeta han cambiado con el tiempo. Por ejemplo, los antiguos griegos consideraban a la Luna un planeta, junto con el Sol. Sin embargo, también pensaban que la Tierra era el centro del universo, por lo que sus conocimientos de astronomía dejaban mucho que desear.

¿Por qué la Luna es un satélite?

A pesar de la clara definición dada por la Unión Astronómica Internacional (UAI), el estatus de la Luna sigue siendo objeto de acalorados debates. Algunos astrónomos consideran que los criterios de los planetas aprobados por la UAI en 2006 son demasiado estrictos e incluso discutibles. Por ejemplo, llevaron a la exclusión de Plutón de la lista de planetas.

Existe la opinión de que estos criterios son demasiado subjetivos, y algunos científicos proponen enfoques alternativos para definir los planetas, que podrían permitir llamar planeta a la Luna.

Vista de la Tierra y la Luna desde el espacio, mostrando la superficie terrestre y la superficie lunar.
La Tierra y la Luna, un sistema planetario fascinante.

Uno de estos enfoques es la definición geofísica, según la cual un planeta es cualquier cuerpo lo suficientemente masivo como para adoptar una forma redonda bajo la influencia de su propia gravedad, pero no lo suficientemente grande como para generar energía a través de la fusión termonuclear, como las estrellas. Según esta definición, la Luna, al igual que Plutón, podría considerarse un planeta.

Sin embargo, la mayoría de la gente percibe un satélite como algo más pequeño que un planeta, y este concepto impone ciertas limitaciones. La Luna es realmente más pequeña que la Tierra, pero es bastante grande en comparación con otros satélites. Por ejemplo, su diámetro es una cuarta parte del diámetro de la Tierra, lo que la convierte en uno de los satélites más grandes del sistema solar.

En última instancia, la UAI mantiene su opinión de que la Luna es un satélite. Hoy en día, nadie se propone revisar este asunto, y es poco probable que el estatus de este objeto celeste cambie en el futuro.

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